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Ante el aumento de la violencia en la capital, varias abarroteras han decidido cerrar nuevamente sus puertas por temor a sufrir ataques similares a los registrados en otras sucursales, donde se han reportado incendios intencionales. Los dueños de estos negocios expresaron su preocupación por la seguridad de sus empleados y clientes, así como por los daños económicos que podría generar un posible ataque. Esta medida busca proteger tanto a los trabajadores como a los consumidores, en un contexto donde la inseguridad se ha vuelto una constante en la vida cotidiana de la ciudad. Las autoridades locales han sido alertadas sobre la situación, pero los comerciantes esperan medidas más efectivas para garantizar su seguridad y la de sus negocios.


